Publico un escirt descobert per un salsero (seruji) de la pàgina http://www.elsentidodelavida.net on un mortal descriu el descobriment d'un local de salsa... Serà així com ens veu tothom?
El club de la salsa de la lucha
Hay fechas especiales en el calendario que se repiten con frecuencia y a las que muchos miramos de reojo deseando que lleguen de nuevo. Son pequeños sucesos que le dan un golpecito al mundo y lo mantienen dando vueltas y hacen que todo esté en su sitio. Para unos es el domingo, cuando juega su equipo. Para otros es el sábado, cuando estrenan camisa y la meten en caliente. En Regensperry uno de esos días especiales en el calendario es el primer viernes de mes, cuando estrenamos camisa e intentamos meterla en caliente.
El primer viernes de cada mes es la Indie Night en Scala.
Scala es un garito de mala muerte al que puedes ir cualquier viernes o sábado y sólo encontrarás a una docena de personas bailando cualquier infamia en una pista vacía mientras los focos describen giros sin rumbo. Sin embargo, cuando llega el primer viernes de cada mes, el local se transforma, pinchan buena música y las chavalas que lo valen salen a lucir palmito y a asegurarse de que siguen estando igual de buenas que hace cuatro semanas. Apúntalo en el calendario: el primer viernes de cada mes. Cualquier otro día es mejor que vayas a mojarte los labios a otro sitio, pero cuando se estrena hoja en el calendario y Cindy sustituye a Sandy, Scala es el lugar.
Me engañaron para ir al Scala un miércoles por la noche.
La vida del eterno estudiante que trabaja y tiene pasta es un sueño, y los sueños, sueños son. Debe de ser a eso a lo que se refería Calderón de la Barca. Esa semana salimos miércoles, jueves, viernes y sábado. Si Ratuza, Chuky y yo viviéramos bajo el mismo techo apostaría por que ninguno de los tres viviría para ver su cuarenta cumpleaños. Afortunadamente sólo dos vivimos juntos; al tercero hay que recogerlo a cinco minutos a pie.
Así que por devenires del destino terminé en el Scala un miércoles por la noche.
Desde que vivo en Regensperry he oído rumores sobre un lugar al que la gente va a bailar salsa. La gente lo comenta por ahí. En los cafés, a la salida de una reunión, en el bar de la esquina.
En el colegio al que yo iba, una vez nos hicieron algunas pruebas psicotécnicas. No recuerdo demasiado de aquello aunque entonces no bebiera, pero sé que estaba por la media en todo salvo en algo a lo que denominaban "psicomotricidad". Desde entonces, y corroborado por años de experiencia, sé que el baile no es lo mío. Hacer el ridículo tampoco es lo mío, pero para eso me no hacen falta más tests. Esta constelación de circunstancias hizo que "la mítica noche de la salsa de los miércoles por la noche", a la que tantos rumores underground hacían referencia, no terminara por calar en mi subconsciente de macho latino.
He pisado el Scala en todo tipo de combinación de horas y días de la semana, así que mientras ascendía las escaleras no esperaba nada especial. Calculaba unas seis o siete personas arrastrando el pellejo y echándose copas al coleto sin nada mejor que hacer un miércoles por la noche. Después de todo es mejor que quedarse en casa viendo la televisión.
El espectáculo me dejó epatado.
Cien mil almas bailaban desaforadamente como si acabaran de anunciar por los altavoces el fin del mundo y la cuenta atrás estuviera terminando. Hombres y mujeres de todos los colores y credos se sacudían frenéticamente en la penumbra. Fugazmente iluminadas por los focos, las figuras saltaban en todas direcciones y se refrotaban entre ellas. De dos en dos. De tres en tres. Aquello parecía un pasaje bíblico.
Las bodas de Canán.
El milagro de los peces y las chavalas. Levántate y baila.
Sodoma y Gomera.
El fuego del castigo eterno caerá sobre vosotros y agonizaréis hasta el final de vuestros días. Y todo por cinco euros. Amén.
Me acerqué a la barra para tener una excusa y poder observar el fin del mundo en todo su esplendor. No era una noche convencional. No había gin-tonic, no había ron con cola, no había whisky; sólo había bebidas con nombres obscenos que se pronunciaban en español. Me decidí por un "méteme el plátano por la raja". Levanté los ojos para observar de nuevo el espectáculo.
Por doquier había chicos de aspecto latino. A la mayoría no los había visto jamás. Probablemente pasaban la semana en un oscuro agujero y reptaban los miércoles fuera de él para unirse a aquella orgía semanal en la que hasta los turcos querían ser latinos. Las mujeres, algunas de ellas notablemente alemanas, aprovechaban la ocasión para comprobar de cerca todo aquello que sólo el National Geographic o los documentales sobre Mallorca les aproximaban en papel o en versión catódica. Mi moral cristiana se desmoronaba cada vez que los altavoces bramaban palabras como amol o banana.
—Esto es increíble... —acerté a balbucear con el vaso en la mano y la mirada perdida.
—Mola, ¿eh? —me contestó mi acompañante.
—Pero... pero... ¡Aquí han venido todos a follar!
—Mola, ¿eh?
Entre el gentío pude distinguir a un compañero de trabajo mejicano. Saludó con la mano. Empecé a reconocerlos: un programador del departamento, la panadera de debajo de casa, un project engineer, el camarero de otro garito, el tipo que toca el acordeón con un mono sobre el hombro los domingos por la mañana en Haidplatz. Gente como tú y como yo. Gente normal. Estaban diciendo: "Somos lo que cocemos tu pan, los que te ponen las copas, la gente que hace el software con el que funciona tu coche, los que te alegran las mañanas de domingo con notas metálicas disonantes. Somos la gente que hace que tu vida funcione. Es miércoles por la noche y estamos aquí para bailar pachanga, así que mueve tu cucu".
Son muchos. Cada vez más. Se rumorea que hay un club de la salsa en cada ciudad. Están por todas partes refrotando cebolleta. Poniéndote gasolina, vendiéndote ropa, amasando tu pan. Te están diciendo: "No lo olvides, mueve tu cucu".
La primera regla del club de la salsa es "Nadie habla sobre el club de la salsa".
La segunda regla del club de la salsa es "Nadie habla sobre el club de la salsa".
La tercera regla del club de la salsa es "Si esta es tu primera noche en el club de la salsa, entonces tienes que flipar".
Espero comentaris al respecte de salseros i de no salseros...